Mis amigos, los raros

sábado, 21 de marzo de 2009




Un antiguo dicho reza así: la familia te es impuesta, a los amigos los eliges tú. Cualquiera puede pensar que escoges a tus amigos en función de gustos comunes, aficiones que os unen o ideas similares. Yo no estoy de acuerdo con eso. Durante los últimos años he recolectado un ramillete de amigos (y aquí englobo a los dos sexos) que poco o nada tienen que ver con lo que yo soy, o mejor dicho, he sido. Y sin embargo, jamás estuve tan unida a unas personas, a pesar de que a todas ellas, sin excepción, las he ido conociendo en un medio que a muchos ignorantes sólo les trae una palabra a la cabeza: mentiras.

¿Qué es lo que nos incita a tener empatía con una persona determinada y no con otra? mi hija lo tiene claro y desde hace tiempo me sentenció: te juntas con gente tan rara como tú. Pero, en mi opinión, la rareza es como la normalidad, que a ver quién es el guapo que se atreve a definirla.


¿Qué clase de amigos tengo? pues tengo de tó, como dice la canción.


Los tengo que creen a pies juntillas en horóscopos y fechas de nacimiento, mientras que yo no sé ni a que mes corresponde cada signo zodiacal.
Los tengo que son hipocondríacos convencidos, mientras que yo tengo que estar medio muerta para acudir a la consulta de un médico.
Los tengo que más vale que no les hables por la mañana hasta que no se toman el primer café (a no ser que quieras que te arañen) mientras que yo tengo el mismo humor recién levantada que a las cuatro de la tarde.
Los tengo que les importa un bledo salir a la calle con un zapato de cada color, mientras que yo sólo soy capaz de pensar que me estarán mirando.
Los tengo que les gustan las corridas de toros, mientras que yo odio esa barbarie (entre nosotras ese tema jamás se toca)
Los tengo que son creyentes practicantes, mientras que yo cada día creo en menos cosas.
Los tengo que se pasarían el verano tripa arriba tripa abajo en la arena, mientras que yo aborrezco la playa (aunque ame el mar)
Los tengo que no les importa exhibirse (en el buen sentido de la palabra) ante los demás, mientras que yo me metería a gusto en un agujero.
Los tengo que les encantan las películas de chinos dándose tortas y patadas, mientras que yo las considero un soberano tostón.
Los tengo que son vegetarianos, mientras que yo como carne (aunque sea de pollo)
Los tengo que les cuesta horrores llorar, mientras que yo lloro con películas, lecturas, situaciones, conversaciones... (vamos, que soy una llorica de campeonato)
Los tengo que no se acuerdan ni del día en el que viven, mientras que yo soy una agenda ambulante.

Entonces...¿qué es lo que me une a ellos? sencillamente...decenas de cosas que no tienen nada que ver con los gustos o ideas de cada uno. Saber que estoy en su pensamiento cuando las cosas vienen mal dadas, saber que si alguna vez me hicieron daño no fue con esa intención, saber que tengo su casa abierta, saber que no seré juzgada por mis palabras o mis actos, saber que si me caigo me ayudarán a levantarme, saber que dispondré de un abrazo en cuanto lo pida, saber que la palabra decepción no tiene cabida en nuestro diccionario, saber que puedo abrir su nevera y coger lo que necesito, saber que si lloro por cosas importantes su hombro se empapará con mis lágrimas, pero que de lo contrario me dirán: ¡deja de quejarte y actúa! En resumen, el invisible lazo que me mantiene pegadita a ellos es...saber que...

Estos son mis amigos, los raros.



4 comentarios:

Thalía dijo...

Bendita rareza!

Un amigo es algo que se siente y no se puede racionalizar, y menos mal que es así.

Un besote

PD.- ¡He escrito en el blog después de ni sé cuanto tiempo! Yuhuuuuuu

Anónimo dijo...

La suerte que tenemos, todos esos amigos tan raros que te has buscado, de sentir que tú también estás ahí.

Un besazo

Anónimo dijo...

Raro es...el que hace rarezas XD

Y eso? ya primaveramente emotiva?

Un beso!

Anónimo dijo...

ME TIENES, TE TENGO, NADA MEJOR
Ya lo sabes... Y yo más.
Moon