Del amor y otras sustancias

lunes, 23 de marzo de 2009


El sábado tuve una larga conversación con un amigo, bastante más joven que yo. Me decía que tenía ganas de echarse una novia (nunca he entendido esta expresión, ¿echársela dónde? ¿al bolsillo? ¿a la espalda?) para un par de meses o tres. Ojiplática me iba quedando mientras avanzaba la conversación. Vamos a ver, si ya vas con premeditación, alevosía y nocturnidad (en caso de que la conozcas de noche) de que sólo va a durar noventa días, como si se tratara del pago de una mercancía... ¿cómo puedes llamarla novia? la llamarás ligue, rollo, follamiga, cualquier cosa menos novia, porque aunque no se tenga intención de llegar al altar o al juzgado o al ayuntamiento o a la convivencia, se supone que lleva implícita una relación amorosa ¿no?

Y al amor... ¿cómo puedes ponerle fecha de caducidad?

Incauta de mí. Pues resulta que sí, que ya se la han puesto. Mi amigo me dijo que unos científicos habían "descubierto" que el amor duraba como mucho cuatro años. ¡Anda ya! -le espeté- los científicos y tú o tú y los científicos estáis confundiendo el amor con la atracción física. Después de discutir algo más sobre esto, exponiendo cada uno sus puntos de vista, no llegamos a ninguna conclusión, como suele ser habitual en estos casos.

Hoy he estado buscando información y, sí, he encontrado a los científicos mata-amores ( mexicanos, para más señas) y lo que vienen a decir más o menos es esto:

Tu estás tan tranquilita haciendo encaje de bolillos, o puzzles de 10.000 piezas, o cualquier otra tarea entretenidísima, a la par que enriquecedora, cuando conoces a otra persona. Puede ser por azar o premeditadamente, ahí no se meten los científicos. Entonces le das inconscientemente a un interruptor en tu cerebro que enciende las zonas que controlan las emociones, como el tálamo, la amígdala, el hipotálamo, el hipocampo, el giro singulado (que a saber lo que es eso) y las partes del sistema límbico ( que debe ser por eso que cuando te enamoras estás en el limbo)

Y todas estas zonas empiezan a liberar, y a liberar, y a liberar más sustancias que hacen que estés permanentemente pensando en esa persona, que te obsesione estar con ella el mayor tiempo posible, que te desesperes cuando no la ves, que no comas ni duermas, que dibujes corazoncitos atravesados por flechas, que escribas su nombre en toda hoja de papel que caiga en tus manos, que sueñes despierta y dormida con nubes de algodón... En pocas palabras, el tálamo, el hipotálamo y el giro singulado, entre otros, hacen que te vuelvas gilipollas.

Pero claro, si esto dura mucho, el cerebro no da abasto a producir sustancias, además de que en este estado dejas de ser productivo, porque bastante tienes con ser gilipollas, y todo a la vez...no se puede. De hecho, las mejores obras de arte nunca son hechas en este estado, sino en el contrario, cuando llega el desamor. Porque llegar... llega. Pero de eso tampoco tenemos la culpa nosotros, sino la oxitocina, que es llamada la hormona del apego. O sea, que después de un tiempo de reinar en tu cuerpo el sistema límbico, llega la oxitocina, se mete en la hipófisis y de ahí al torrente sanguíneo y al ratico donde dije digo digo diego. Es decir... antes te quería como una loca y ahora te veo como a un hermano.

O sea, que no es que llegue la rutina, o la falta de comunicación, o el aburrimiento, o el egoismo, o la inmadurez, o la decepción, o todas esas cosas que achacamos a la falta de amor. Lo que llega es...¡la oxitocina!

-Inciso-
No sé si ahora sigue siendo así, pero a mí me administaron oxitocina para acelerar el parto.
Y acabo de leer que según estudios, se ha encontrado aumento en los niveles sanguíneos de oxitocina durante el orgasmo, tanto de hombres como de mujeres (¿y qué narices hacían sacándose sangre a la vez? qué ganas de complicar las cosas)
-Fin del inciso-

Resumiendo, que el cerebro no puede resistir tanto desgaste y te desenamoras, tardando como mucho cuatro años. Pero, por otra parte, ya se ha acostumbrado al gustirrinín de las sustancias liberadas, por lo que se queda en una especie de stand by, a la espera de que llegue un sustituto que haga que te tiemblen las piernas otra vez, que vuelvas a ver todo de color de rosa y que te quite el apetito de nuevo. Es decir... volviéndote gilipollas otra vez.

Y por si todo esto fuera poco, dicen los científicos de marras que todos los individuos poseemos un mapa mental en el que nos basamos para elegir a nuestra pareja ideal.
Pues anda que no conozco yo gente que tiene el GPS averiado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Pues sí que estamos buenos! Mis sentimientos están caducados... je...je...

Anónimo dijo...

A ver a ver que antes de culpar a los mexicanos, que no enteremos que el temita este lleva mucho tiempo...incluso lo leí en una revista hace 3 años
http://www.cuaad.udg.mx/~artes/revistas/detalles.php?idClasificacion=160

pero no todos concuerdan...

http://es.wikipedia.org/wiki/Enamoramiento


A mi lo que me emociona es que según la ciencia...el comer chocolate produce el mismo "gustillo"...

A saber... misterios sin resolver...seguiremos usando al sexo opuesto como conejillos de indias a er que concluímos nosotras no?

Thalía dijo...

4 añossssssssssssss????????

:O

olinda dijo...

Hace mucho que no me reía tanto, me hiciste llorar de la risa. Muy pero muy bueno.... jajajajajajaja