martes, 27 de enero de 2009
Además de tener algunas amigas brujas, también tengo algunas amigas desmemoriadas (en algún caso incluso coincide)
A cualquiera puede pasarle que olvide dónde dejó el coche aparcado, por ejemplo, pero eso no lo considero olvidos, más bien... despistes. Cuando fui a Zaragoza a conocer a Ana y a Carpo, ella me vino a buscar a la estación de autobuses (qué maja) y dejó el coche en el parking. Cuando por fin ella y yo conseguimos encontrarnos (eso daría para otra entrada) bajamos al sótano a buscarlo. Nos recorrimos el parking durante diez minutos buscando el vehículo; ella jurando y perjurando que lo había dejado allí y yo preguntando...¿y de qué color es? ¿y qué matrícula tiene? ¿y en qué lugar se enamoró de ti? ¡ah! no, eso no.
Pues sí, Anita tenía razón, porque lo había dejado allí, pero en la planta de arriba jajajaja. Pero no, eso no se puede considerar mala memoria.
Yo tengo buena memoria, a veces demasiada. A menudo digo que me gustaría no tenerla tan buena. Mi cabeza está llena de datos: fechas de cumpleaños, aniversarios y defunciones, números de teléfono, conversaciones completas, títulos de libros, argumentos de películas, diálogos, relatos escritos y por escribir, correos recibidos y enviados, situaciones variadas...
Y de ahí viene el título de la entrada, perdono pero no olvido, no porque sienta rencor por nadie, que eso, modestia aparte, es un poco difícil en mi, sino simplemente porque no consigo olvidar nada, ni lo bueno ni lo que es mucho peor, lo malo. Dicen que los dolores de parto es lo primero que se olvida, pues no señor, ¡a mí no se me han olvidado!
Mis amigas desmemoriadas son felices cual lombrices en un barreño de tierra y solemos bromear con que yo seré el sostén de su vejez en el geriátrico. Porque si ahora tienen memoria de pez cuando tengan noventa años ( sí, sí, llegaremos a los noventa) la tendrán de pez fosilizado. Y nuestro día a día será más o menos así:
-Fulanita...tómate la pastilla para la artrosis, y a las doce tienes cita con el fisio para lo de la cadera, y tú, menganita tómate la de la tensión y prepara el bañador que tienes que ir a rehabilitación a la piscina.
Y Fulanita y Menganita cuchichearán entre ellas...¿y esta mandona quién es? y se descojonarán de mi en su felicidad olvidadiza.
11 comentarios:
( sí, sí, llegaremos a los noventa)
Que la lengua se te haga chicharrón y el ombligo palomita :P
Yo calculo no pasar de los 70 y eso si no se me olvida XD
jajaja, yo también me sumo a ese grupo de amigas a las que les tendrás que recordar, la hora del médico y la pastilla... etc.
Muchos besazos, que graciosa...
Chiquilla, así entre nos, que a ver cuando pasas a por el teléfono que te dejaste olvidado en la mesa el día en cuestión, y ya que vienes me mandas el relato que me prometiste, la foto y los 30 euracos que te presté.
(...igual no era ésta la entrada adecuada...)
Eres cruel, Carpito.
Lo prometido te acaba de ir vía paloma mensajera. De los 30 euros despídete.
Por cierto, anoche mismo le decía a Ana que a ver si en Febrero repetimos.
Doy fe que no he visto un disco duro igual que la cabeza de Seda.
O bueno, ahora que lo digo, lo mismo sí lo he conocido pero ya lo he olvidado...
Besos, guapetona por hacerme sonreir.
PD: El final, apoteósico.
Te perdono los treinta euracos...acabas de apretarme el estómago con tu regalo.
Cachissss!!, pos yo tengo curiosidad por saber que mensaje del día 27 a las 13:59 ha sido suprimido y porqué.
:-)
Y para ensalzar su memoria tiene que arrastrarme a mí a los infiernos. Válgame, tenga usted amigas pa esto, ainssssssssss
oopss... el suprimido, a la sazón supresor, ha sido un servidor. Me trabuqué escribiendo y no me gustaba gota lo que había puesto asín que lo borré.
Pa otra vez lo reviso antes ;)
A los infiernos, dice. Juasssss.
Mira que eres exageradica, maña jajajajaja.
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