domingo, 19 de abril de 2009
Supongo que a estas alturas todo el mundo ha oído hablar de Susan Boyle, una estrafalaria y poco agraciada ama de casa escocesa de 47 años. Susan se presentó al casting del concurso Britains Got Talent diciendo que quería ser cantante profesional, y todas, absolutamente todas las personas que la miraban esbozaron una sonrisa irónica interiormente (y algunos exteriormente también)
¿Dónde se creerá que está esta mujer? ¿en un concurso de paletos? ¿47 años? pero si es más vieja que el hilo negro. Y con esa cara y esas pintas... anda, que nos vamos a reir bien a su costa.
Y todas, absolutamente todas las personas que la miraban, abrieron la boca asombradas en cuanto empezó a cantar. Yo también la abrí. No creo que haya oído una voz así en mi vida. No me da vergüenza confesar que me emocioné. Me emocioné por dos motivos, el primero porque si existen los ángeles y si los ángeles cantan, deben hacerlo peor que Susan. El segundo motivo es más personal, mientras la escuchaba cantar, completamente maravillada, pensaba que a menudo necesitamos que otras personas nos digan lo bien que hacemos algo para creérnoslo, no sale de nosotros mismos confiar en nuestro talento. Solemos meternos en un agujero cuando alguien nos dice palabras ofensivas o desagradables y a veces incluso pensamos que tienen razón en pensar así. Tapamos el agujero echándonos tierra encima y deseando que oscurezca pronto para que nadie tenga que ver lo vulnerables que somos.
Susan, que pasaba su tiempo entre dar de comer a sus gatos y hacer la compra y que confiesa azorada que jamás la han besado, hoy tiene al mundo entero rendido a sus pies. Seiscientas mil personas se declaran fans suyos en un grupo de Facebook y el video de su actuación va por más de veinte millones de visitas. Un sueño imposible siquiera de imaginar porque nunca había cantado en público. Han tenido que pasar 47 años para que esta mujer se decidiera a dar a conocer su don. La pregunta que yo me planteo es cuántos llevaría cantando si hubiera confiado en sí misma, si alguien hubiera acercado sus labios a los suyos una noche cualquiera, si una sola persona hubiera sido capaz de hacerle entender que la belleza exterior es pasajera pero que su voz será inmortal.
Sin lugar a dudas, Susan Boyle se ha convertido en el más bello cisne.
4 comentarios:
Toda una lección. Yo también me emocioné...
No es ésta la versión femenina de aquel cantante de Ópera...justo en el mismo concurso?
Las lecciones se toman de donde se puede. Decía no recuerdo quién que la grandeza no reside en no caerse, sino en levantarse siempre que se cae.
Pero lo que a mí mas me encantaría resaltar, es que antes de estar al pendiente de lo que la gente piensa de uno... es importante hacerle ver a la gente lo que uno realmente es. (Aunque para mí es más sencillo el que no me importe lo qu se piensa de mi XD)
Sí, Luji, te refieres a Paul Potts. Y efectivamente estamos ante el mismo caso, un hombre con una vida anodina, con la autoestima por los suelos y sin confianza alguna en sí mismo. Otro patito feo que se convirtió en cisne.
¡Ah! y no todas nacimos en febrero XD
dos caras de una moneda, la menos agradable simbolizada por la ignorancia de los "simones" que rechazan de forma prejuiciosa todo lo que se separa del canon; susan dejo al descubierto la verdadera fealdad...
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