Cada día me quiero más

lunes, 25 de enero de 2010

En un reino muy muy lejano, no hace mucho que vivía una princesa sin nombre, aquejada de una extraña enfermedad. Chamanes varios se reunían a menudo con ella en un vano intento para intentar descifrar las claves de sus dolencias. La princesa quería a todo el mundo menos a ella misma, cualquier cosa que emprendía irremediablemente terminaba en fracaso ante sus ojos aunque los demás vieran los triunfos, no tenía necesidad de enemigos que la perjudicasen porque ella era su peor enemiga, tenía tendencia a culpabilizarse si alguien le hacía un desprecio, llevaba siempre puesta una coraza que repelía palabras y hechos y lloraba por los rincones de palacio preguntándose continuamente... ¿por qué me tienen que pasar a mí estas cosas? ¿por qué me duele tanto respirar? ¿por qué la gente no actúa como yo actuaría? ¿por qué soy tan...así? ¿por qué nadie me quiere? y boludeces así.
La princesa aburría hasta a las ovejas con sus lamentaciones y dejaba pasar la vida sin interesarse por nada. Y naturalmente, nada se interesaba por ella, es lo justo. Las otras princesas de los reinos muy muy cercanos al suyo la invitaban a merendar chocolate con churros y aprovechaban para leerle la cartilla y ponerla de vuelta y media por su conformismo (menudas arpías las princesas) Cuando le decían que tenía que vivir de otra forma ella replicaba que se le había pasado el tempero (es que el reino muy muy lejano estaba en Oregón) y cuando le explicaban que fuera de palacio había cosas interesantísimas que ella ni imaginaba, exclamaba... ¡y a mí qué!
Ante esta situación que se repetía en cada merienda, las princesas de los reinos muy muy cercanos al suyo optaron por dejarla por imposible (menudas arpías las princesas) y que hiciera lo que le diera la gana, es decir, seguir autojodiéndose, que no sé si es una palabra muy ortodoxa para una princesa, pero es la que más se acercaba a la realidad.
Un día el rey, a la sazón padre de la princesa, enfermó de gravedad y la princesa se dio cuenta de que era una tontaina quejicosa. Descubrió que la vida es taaaaaan corta que merecería una somanta de palos por desperdiciarla con autojodiendas, y poco a poco comenzó a cambiar. Primero fueron cambios muy sutiles. Bueno, pensó la princesa, si alguien me dice que estoy guapa en lugar de responder: ¡bien, sartén! contestaré: ¡gracias!, si alguien me comenta que he hecho algo digno de elogio en lugar de responder: esto lo hace cualquiera, contestaré: ¡gracias!
Luego los cambios fueron más que evidentes, salió de palacio un poco más, empezó a cuidarse mucho más, se fue de vacaciones, se volvió positiva y alegre. Percibió que no era malo quitarse la coraza algún rato porque cierto era que podrían hacerle daño, pero no menos cierto sería que también podrían hacerle bien.
Y la princesa dejó entrar a personas en su vida que, efectivamente, unos le hicieron bien y otros daño, pero ya no se culpabilizó por lo último. Ella valía un potosí y medio y el que no lo viera que se pusiera gafas (y no, la princesa no tenía abuela)
**********************
Ayer fue un mal día. Un día de esos agilipollaos que tocan de vez en cuando y en los que te cuestionas hasta tu nombre. Volví a ser la princesa del reino muy muy lejano y volví a llorar por los rincones de palacio. En la cama comencé a pensar en todo lo que había avanzado y que nada ni nadie me iba a amargar el sabor de mi triunfo; que me gusta lo que ahora veo y así me voy a quedar, que no soy ni más ni menos que nadie, y que si las cosas que me gustaría que fueran de otra manera no lo son, no es porque yo no haya puesto de mi parte. Así que me dormí tranquila.

21 comentarios:

Labegue dijo...

Pues no sabes lo que me alegro, porque yo también me acosté medio regular.

Y no es que la princesa triste me gustara más que la princesa alegre, me gustan igual, pero ahora puedo compartirlo con ella.

Un beso nena, por fin un post positivo en el día de hoy.

Francesca dijo...

Seguro que si estuviera por aquí Almodovar, te diría, "Nena, tú vales mucho".
Besotes desde un reino muy muy cercano, o no, de princesa en plena metamorfósis.

Luji dijo...

Ese Maslow era un tuto genio XD

Luji dijo...

Por cierto...

que merecería una somanta de palos

No es que lo mereciera... es que le hacía falta (Acepción 22)
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltGUIBusUsual?TIPO_HTML=2&TIPO_BUS=3&LEMA=palo


XD

pilar dijo...

No te pueden hacer daño si tu no lo permites.
Pero... hay días en que por desgracia se baja la guardia y si, te hacen daño.
Menos mal que todas las mañanas sale el sol y se ven las cosas diferentes.
Un besito guapa

Nayra dijo...

En primer lugar darles las gracias a aquellas princesas arpias que te quitaron las gafas color marrón, a ti que poniendotelas translúcidas has descubierto que solo tienes que mirar lo que te rodea para llenarlas de color..

Mi princesa.. todo vale en los cuentos, nosotros somos los que escribimos el final.

sauce dijo...

Te admiro un montón, bonita...

carpo dijo...

Bueno, bueno, tampoco hace falta tanto azúcar, que entre el que le damos y el que se administra ella solita con el líquido desatascatuercas debe tener la sangre p'hacer gominolas.

De vez en cuando hay que darle algún disgusto para que recuerde que no todo el monte es orgasmo.

Venga, empiezo yo:
Sabes que...
Tú lo que tienes es...
Pareces...

...ná, no se me ocurre ná, pasopalabra...

A ver si va ser verdad que es una tipa genial...

...nah!! ;)

Seda dijo...

Carpito, sólo te voy a decir dos palabricas...

¡Bien, sartén!

Bueno, te voy a decir otra...

¡Textraño!

Y nada, ya que me he puesto...

¿Cuándo nos vas a invitar a comer a Anita y a mí? bueno, que si hay que pagar a escote, Ana y yo tenemos uno cada una ;)

Un abrazo enoooooooorme para todos

Labegue dijo...

Este Carpito, ecuánime como nadie..., que le he visto en mi blog, y he dicho: vamos a ver lo que le pone a Seda.

Y se está gestando una comida!

Y hay que llevar escote!

Y Seda paga doble porque tiene más que yo!

Moooooola!!

carpo dijo...

Ay mozicas..., que mi querís enredar, si sus ponís el escote p'a mi que ni como...

...ya charraremos un diya d'istos, y si hay que ir con escote pos se va, que sipais que yo n'ando corto tampoco eh...

Labegue dijo...

Oye, que cada vez que entro aquí canto eso de... Oví! Ová, cada día yo te quiero más...

Tengo que dejar de entrar o no me la quitaré de la cabeza.

Postea, ya!

Seda dijo...

Pues no eres la única, que a mí también me pasa.

En cuanto saque las magdalenas de chocolate del horno...posteo (del verbo postear)

Juan Castelló dijo...

Eso pasa hasta en la mejores familias, Seda. Y hasta alguna de las torres más altas les falta cimentación.
Pero....cada nuevo día, sale el sol. Sin fallos ni excusas. Y a vivir de nuevo.
Besos,

(Supongo que sabes quien soy).

Seda dijo...

¿Georges Clooney?

Labegue dijo...

No jodas SEDA...

Norma 1: piropos gratuítos los justos.

A ver si escribes algo que sigo cantando...

Luji dijo...

Seda dijo:

¿Georges Clooney?

Por favor...hablemos con propiedad.... a ese señor se le dice por su nombre completo...
Georges Papacito Clooney

Haga uste el favor

Seda dijo...

Papacitooooo juaaaaaaaaaaaaas.

Oiga, Labegue, ya se está usté lavando la boca con lejía, amos... qué palabruchos en boca de una señorita, tchs.

Aureliano Babilonia dijo...

A ver, señoras, no se apelotonen ni me formen grupos, ni me hagan grumos con la bechamel. Que un servidor tiene del Clooney, a DiosLabegue pongo por testigo, las canas y la edad, ná más. Ni ná menos.
Y lo de la lejía, Anita, con cuidao, que escuece. Mira que meterse esas cosas en la boca....

Labegue dijo...

Nooo, si ya sólo digo ¡córcholis! y ¡cáspitas! que me da miedo mami seda.

PD.- Sedita, que la palabra que tengo que escribir para publicar es noostoi, ¿no es gracioso?, tú, ¿tas?

Seda dijo...

Todavía te falta añadir a tu vocabulario...
¡Canastos!
¡Caracoles!
¡Caramba!

Hace muchos años tuve un compañero de curro, testigo de Jehová él. Cuando le oíamos decir ¡caramba! es que estaba cabreadísimo.