jueves, 10 de septiembre de 2009
Yo también soy aquella chavala que creció en la fila de los mancos.
Explicación para los que tengan menos de 40 años: Se llamaba la fila de los mancos a la última fila del cine, que era la que pedían los chicos a la taquillera cuando iban a ver una película con sus chicas. Lo de ver es figurado, porque apenas se apagaban las luces, o incluso como dice Sabina, mejor entrar con el NO-DO empezado, el brazo del chaval iba a parar al hombro contrario de la chica y entre avances y retrocesos y "dejame" y "no seas tonta" cuando salías del cine no sabías si Nerón tocaba la lira o las castañuelas. Durante todos los años que duró el franquismo, los novios "decentes" tenían que saciar su hambre de besos y caricias en la oscuridad del cine, no había otra manera, porque a pesar de que a muchos de vosotros os pueda sonar a chino, en los hoteles pedían a las parejas el libro de familia para poder alojarse una noche. También se podía utilizar el coche, naturalmente, pero los jovencitos de aquella época como mucho disponían de una movilette y eso los más afortunados. Total, que la fila de los mancos era solicitada, única y exclusivamente, para lo que entonces se llamaba "darse el lote".
A mí me tocaron los últimos coletazos de la dictadura (tenía 15 años cuando murió Franco) pero hay que tener en cuenta que no es lo mismo vivir aquellos años en una capital que en un pueblo. Y cuando durante toda tu vida te han machado con los ardores del infierno si osabas tocar a los demás o a ti mismo con fines pecaminosos, lo extraño era que no tuviéramos unas ganas gigantescas de hacerlo. Así que sí, reconozco que yo también me di el lote en la fila de los mancos, y reconozco asimismo que es uno de los recuerdos más excitantes de mi pubertad.
Hoy... Una de romanos
3 comentarios:
Me ha gustado mucho esta entrada.
Que lo sepas.
pos yo me he acordado del "pabellón recreativo" al que llamabamos "pabellón mangreativo"...que tiempos¡¡¡
Joer, qué antigü@s que somos...(snif!)
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