La primavera la sangre no altera

lunes, 22 de marzo de 2010

¡Quién nos lo iba a decir! Otra primavera que ha venido y nadie sabe cómo ha sido. Oye, que no falla, todos los años en marzo llega quieras o no quieras. Aparece la primavera y la luz inunda las horas, mejora el estado anímico, las abejitas polinizan a toda flor que se menea y por lo que se deduce de las encuestas se incrementan las relaciones sexuales entre humanos, conocidos o desconocidos. Vamos, que se te altera la sangre por decreto ley.

Yo nací en primavera, debe ser por eso que a mí no me afecta. Ni soy especialmente feliz por su llegada ni por el contrario sufro con la tan traída astenia. Igual es que tengo la sangre alterada durante todo el año o lo que es peor, no tengo sangre en las venas. Aunque si no tuviera sangre...¿para qué querría venas? Estoy pensando que ayer mismo me corté con una caja en la palma de la mano y un líquido rojo salió. ¡Mira que si era bloody mary!

Además, las mujeres somos las únicas hembras de todo el reino animal que no tenemos época de celo, es decir, que estamos enceladas todo el año. Unas más que otras, también es verdad. Bueno, en realidad eso también le pasa a las gallinas, aunque no se puede considerar un celo, ellas directamente ponen huevos todos los días porque todos los días son fértiles. Y para más inri tienen un bolsillico en el útero en el que se guardan el semen durante varios días por si el gallo está vago o no da más de sí. Que tener a todo el gallinero contento a diario no creáis que es moco de pavo.

A lo que íbamos, que no, que no me altero. Hace tantos años que no me gusta un espécimen del sexo contrario que ya dudo de mi capacidad. No de gustar, que eso afortunadamente sigue ocurriendo (cada vez menos, eso sí) pero quizás me falta la hormona que regula la atracción por otra persona. Oye, no os riais, que puede ser, que no es normal que no me guste nadie. Y por gustar no me refiero al hecho del coqueteo para el apareamiento propiamente dicho (ya que hablamos de animales) sino al de exclamar...¡cómo me gusta este hombre! Claro que supongo que aquí entran en juego otras muchas cosas, detalles como yo los llamo, y que la falta de ellos en todos los hombres que he conocido de unos años para acá me daría para otra entrada.

Resumiendo, que lo que más me gusta de la primavera es esto:


porque luego trae esto:

¡¡¡Cómo me gustan las cerezas!!!

5 comentarios:

Labegue dijo...

Es que para que te guste alguien primero tienes que conocerle, digo yo. Y no creo que estés por la labor. En fin, que las personas no te gustan por ciencia infusa. Bueno, que todo esto ya lo sabes, y que yo estoy de un primaveral que te mueres, y más feliz que Ortiz.

Yavestruz.

Besitosssssssssss

Luji dijo...

Pues será la Primavera la que hace que mis compañeras de oficinas estén sobresaturadas de saber que a mí me encanta el Chayanne (y es que el chico ha venido a mi tierra a promocionar su disco)

Seamos serias (pero serias en cantidad ;) ).. A ti (viste que ya no le pongo acento?) a ti no te falta sangre en las venas, sino tinto en el intestino... Salud!

sauce dijo...

A mi este cambio de estación me pone como una moto. Sí, Seda, sí... mucho más, aunque parezca imposible. ;)

¡¡¡Por fin....la primavera!!!

Besos

Seda dijo...

Anda que vaya trío de primaverales. Y no, Labegue mía, no es cuestión de no querer conocer gente, porque haberla hayla, lo que pasa es que todos los que conozco son iguales. Y me ahorro los calificativos, que estamos en horario infantil.

Francesca dijo...

Será que nos volvemos más exigentes, que, como dicen en el pueblo de mi madre "para trillar por la paja siempre hay tiempo" y buscamos grano, pero resulta que generalmente esos, los buenos, ya están pillados.