Delante de la cámara, delante de la vida

lunes, 6 de julio de 2009

Dentro de un par de horas me marcharé a ver cómo empieza a hablar mi padre después de que se oiga ¡acción! en su tercer día como protagonista de un corto.
Mientras echaba su partida diaria al billar, dos chicas fueron a su encuentro y le contaron que iban a rodar un corto cerca de allí y que alguien les había hablado de él. Mi padre es actor aficionado de obras de teatro (yo lo llamo titiritero) desde que se jubiló y la verdad es que lo hace francamente bien (y no es pasión de hija). Antes de enfermar dejó el teatro, junto con mi madre (ella también es titiritera) porque ya se cansaban. Mucho estudio de los diálogos y mucho ensayo, que les privaba de hacer otras cosas.
La historia de la peliculilla trata sobre un señor mayor (en realidad trata sobre un viejo, pero cualquiera se lo dice a mi padre) que se ha quedado viudo recientemente y está bastante amargado, solitario, encerrado en sí mismo, huraño con todos. Al pueblo llega una mujer con su sobrina, una niña de ocho años, que enseguida hace migas con el viejo. Sólo ella consigue sacarlo de su cascarón y después de muchas conversaciones, se hacen amigos. Me preguntó qué hacía al respecto y yo le pregunté qué quería hacer, aunque ya sabía la respuesta.
El miércoles le dieron a mi padre su octava sesión de quimio, el viernes murió otra vecina de sillón y el sábado se puso en la piel de un viejo acabado. Pero él no está acabado. Me lo demuestra cada día.

4 comentarios:

Luji dijo...

Pues sólo porque es niña...que así de golpe he recordado UP...
Felíz él...felíz tu no?...Pos eso... nosotros también felices :)

sauce dijo...

La verdad es que tu padre es digno de admirar... ¡Chapeau por él!.

Que su ánimo siga siempre así.

Un besazo

Olinda dijo...

Hola Seda, tu padre es extraordinario, una lección de vida.

Besos de corazón guapa

Seda dijo...

Muchísimas gracias a las tres.