jueves, 22 de abril de 2010
Pues sí, para pitonisa no tenía precio. No han sido 50 puntitos pero sí 25. A favor del colesterol, naturalmente. O sea, que si hace tres meses lo tenía en 250 ahora lo tengo en 275. Cojonudo, vamos. Hoy no estaba mi médico habitual porque está de baja, y su sustituta se ha asombrado tanto como yo de que con dieta, ejercicio y medicación, mi colesterol malo suba cada día más y mi colesterol bueno haga lo mismo que su primo pero en dirección contraria. Pa mear y no echar gota, que diría mi padre.
Así que me ha dado un volante para el endocrino, para que me haga estudios más especifícos, análisis más precisos y vudú si hace falta.
Y no tengo ganas de escribir más. Aquí llueve y dentro de unas horas me voy a Madrid (allá donde se cruzan los caminos, aunque a mí nunca me ha pasado por mucho que fantasee con ello) a pasar el puente de San Jorge. Ya sé que la diferencia entre estar y no estar es ridícula porque me asomo poco por aquí, pero de alguna manera tengo que terminar esto.