jueves, 30 de abril de 2009
¡Que viva la Vargas, carajo!
Hoy... Por el bulevar de los sueños rotos
Éramos pocos y parió la abuela
¡Que viva la Vargas, carajo!
Hoy... Por el bulevar de los sueños rotos
Hoy no podría ser otra.
Hoy... Que se llama soledad
Supongo que a estas alturas todo el mundo ha oído hablar de Susan Boyle, una estrafalaria y poco agraciada ama de casa escocesa de 47 años. Susan se presentó al casting del concurso Britains Got Talent diciendo que quería ser cantante profesional, y todas, absolutamente todas las personas que la miraban esbozaron una sonrisa irónica interiormente (y algunos exteriormente también)
¿Dónde se creerá que está esta mujer? ¿en un concurso de paletos? ¿47 años? pero si es más vieja que el hilo negro. Y con esa cara y esas pintas... anda, que nos vamos a reir bien a su costa.
Y todas, absolutamente todas las personas que la miraban, abrieron la boca asombradas en cuanto empezó a cantar. Yo también la abrí. No creo que haya oído una voz así en mi vida. No me da vergüenza confesar que me emocioné. Me emocioné por dos motivos, el primero porque si existen los ángeles y si los ángeles cantan, deben hacerlo peor que Susan. El segundo motivo es más personal, mientras la escuchaba cantar, completamente maravillada, pensaba que a menudo necesitamos que otras personas nos digan lo bien que hacemos algo para creérnoslo, no sale de nosotros mismos confiar en nuestro talento. Solemos meternos en un agujero cuando alguien nos dice palabras ofensivas o desagradables y a veces incluso pensamos que tienen razón en pensar así. Tapamos el agujero echándonos tierra encima y deseando que oscurezca pronto para que nadie tenga que ver lo vulnerables que somos.
Susan, que pasaba su tiempo entre dar de comer a sus gatos y hacer la compra y que confiesa azorada que jamás la han besado, hoy tiene al mundo entero rendido a sus pies. Seiscientas mil personas se declaran fans suyos en un grupo de Facebook y el video de su actuación va por más de veinte millones de visitas. Un sueño imposible siquiera de imaginar porque nunca había cantado en público. Han tenido que pasar 47 años para que esta mujer se decidiera a dar a conocer su don. La pregunta que yo me planteo es cuántos llevaría cantando si hubiera confiado en sí misma, si alguien hubiera acercado sus labios a los suyos una noche cualquiera, si una sola persona hubiera sido capaz de hacerle entender que la belleza exterior es pasajera pero que su voz será inmortal.
Sin lugar a dudas, Susan Boyle se ha convertido en el más bello cisne.
Casi todos los días escucho esta canción. Y como suele pasar con la mayoría de las canciones (excepción hecha del chunda-chunda) depende con qué pie te hayas levantado le sacas un jugo u otro. Con la de hoy me pasa algo muy curioso, hay días que estoy convencida de que habla de un amor recién nacido, en el que todo está por descubrir, cuando estás embelesado hasta las pestañas y te duele el pericardio si no escuchas su voz; y sin embargo hay días que veo claro que a lo que le canta es al amor reposado, cuando ya se pasaron las primeras prisas por recorrerse de arriba abajo mutuamente, y que es ya de tanta confianza que basta una mirada para saber con certeza que no te equivocaste. Y todavía tengo una tercera opción. Pudiera ser que esté dedicada a una relación turbulenta que acabó y expresa lo diferente que es el día a día sin ella (o sin él)
Hoy... Ahora que
No existen las casualidades. ¿O son los errores los que no existen?
Seis años. Más de 2.000 días, que se dice pronto.
Acepto. No puedo hacer otra cosa, excepto aceptar.
¿Has visto "El mismo amor, la misma lluvia"? Yo sí.
E=mc2. Menudo listo el de la lengua fuera.
Hoy... Juegos de azar
Esta canción la cantamos a dúo Ana y yo en su casa una hora antes de marcharnos a la noche sabinera. Yo era la que no se acordaba si tenía marido y ella era el que me quitaba con arte el vestido. La grabamos en el pc con música y todo. Una vez terminada, los hados se confabularon para que mi preciosísima voz (emoticón de me meo y de ojos como platos, todo junto) no se legara a la posteridad.