Me he enamorao

viernes, 30 de enero de 2009



Años de pensar que el flechazo era una soberana estupidez echados por tierra. Ha sido entrar por la puerta de la oficina y saltarme el corazón a su garganta.
-Hola, soy Javier

Y me ha tendido una mano grande, varonil, impresionante. La mía ha ido a su encuentro y me la ha estrechado como a mí me gusta que me estrechen la mano, fuerte. Hay gente que te da la mano que parece que tiene miedo de que le contagies algo, pasiva, blandurria. Javier no, Javier me ha estrechado la mano y en décimas de segundo me he imaginado protagonista de la escena de la playa en "De aquí a la eternidad".

-Me han dicho abajo que me daría el número de cuenta, que les he dejado unos productos...
-Sí, claro, toma nota

-¿Se sabe los números de cuenta de memoria? ¡Qué maravilla!
(Tú sí que eres una maravilla) Sí, bueno, tampoco es tan complicado

-Para mí sí, se me olvida todo
(pues tengo yo unas amigas que...)

Alto, como de 1.85 o así, moreno, treinta y tantos, con el pelo ligeramente rizado, y con unos ojos negros que... ¿que adjetivo le pongo yo a esos ojos si es imposible describirlos?

-¿La puedo tutear?
(Puedes hacerme lo que quieras) Claro que sí.

-Te voy a regalar un boli que tiene un calendario, para que vayas preparando tus vacaciones...
(¿Dónde nos vamos?) Anda, qué curioso

-Pero ten cuidado si tienes hijos en edad escolar, que el otro día me dijeron que lo usan para chuletero.
-No, mi hija ya está terminando la carrera

-¿Una hija tan mayor? pues nadie lo diría
(Ven que te como un poco)

-Bueno, encantado, ha sido un placer
(El placer sería mío) Lo mismo te digo

Y se ha ido, dejándome sumida en la desesperación, en el desastre, en el desánimo, en el desaliento, en el desparramamiento y en todo lo que se os ocurra que empiece por de.

Me ha dejado su tarjeta. Si le llamo para decirle que me encanta el boli... ¿colará?

Aish, qué bonito es el amor, no me digáis que no.

Los jueves, Sabina

jueves, 29 de enero de 2009



Antes de que yo naciera, Berlanga dirigió una película titulada Los jueves, milagro. La protagonizaba el genial Pepe Isbert y contaba la historia de los habitantes de un pueblecito típico español de aquellos años, que asustados por los pocos turistas que visitaban la localidad, deciden simular la aparición de un santo a las gentes del lugar, convencidos de que con ello aumentará la actividad en el pueblo.

Pues bien, en este blog como no se pueden hacer milagros (al menos que yo sepa) queda instaurado el jueves como día de Sabina.
Hoy... Contigo

K intelijente soi

martes, 27 de enero de 2009




(Gracias, Pilar, por pasarme esto, llevo diez minutos riéndome sola, hay que compartirlo)

LA ENSEÑANZA EN ESPAÑA

Un problema matemático:

ENSEÑANZA DE 1960

Un campesino vende un saco de patatas por 1000 ptas. Sus gastos de producción se elevan a 4/5 del precio de la venta ¿Cual es su beneficio?

ENSEÑANZA TRADICIONAL DE 1965

Un campesino vende un saco de patatas por 1000 pts . Sus gastos de producción se elevan a 4/5 del precio de venta, esto es a 800 ptas. ¿Cual es su beneficio?

ENSEÑANZA MODERNA DE 1970

Un campesino cambia un conjunto P de patatas por un conjunto M de monedas. El cardinal del conjunto M es igual a 1000 ptas, y cada elemento vale 1 pta. Dibuja 1000 puntos gordos que representen los elementos del conjunto M. El conjunto F de los gastos de producción comprende 200 puntos gordos menos que el conjunto M. Representa el conjunto F como subconjunto del conjunto M, estudia cual será su unión y su intersección y da respuesta a la cuestión siguiente: ¿Cual es el cardinal del conjunto B de los beneficios? (Dibuje B con color rojo)

L.O.G.S.E

Un agricultor vende un saco de patatas por 1000 ptas. Los gastos de producción se elevan a 800 ptas. y el beneficio es de 200 ptas. Actividad: subraya la palabra 'patata' y discute sobre ella con tu compañero.

LA PRÓXIMA REFORMA

El tío Ebaristo, lavriego, burges, latifundista, espanyol facista espekulador i intermediario es un kapitalista insolidario y centralista q sa enriquezio con 200 pelas albender espekulando un mogollon d patatas. Bibe al hoeste de madrid esplotando ha los magrevies. Lleba asus ijos a una esjuela de pago. Analiza el testo, vusca las faltas desintasis, dortografia, de puntuacion y si no las bes no t traumatices q no psa nda. Escribe tono, politono o sonitono con la frase 'QUE LISTO EL EBARISTO' y envia un sms a tus colejas komentando los avusos antidemocraticos dEbaristo i conbocando una manifa expontanea nseñal d protesta. Si bas a la manifa sortearan un buga guapeao.

Perdono, pero no olvido




Además de tener algunas amigas brujas, también tengo algunas amigas desmemoriadas (en algún caso incluso coincide)

A cualquiera puede pasarle que olvide dónde dejó el coche aparcado, por ejemplo, pero eso no lo considero olvidos, más bien... despistes. Cuando fui a Zaragoza a conocer a Ana y a Carpo, ella me vino a buscar a la estación de autobuses (qué maja) y dejó el coche en el parking. Cuando por fin ella y yo conseguimos encontrarnos (eso daría para otra entrada) bajamos al sótano a buscarlo. Nos recorrimos el parking durante diez minutos buscando el vehículo; ella jurando y perjurando que lo había dejado allí y yo preguntando...¿y de qué color es? ¿y qué matrícula tiene? ¿y en qué lugar se enamoró de ti? ¡ah! no, eso no.

Pues sí, Anita tenía razón, porque lo había dejado allí, pero en la planta de arriba jajajaja. Pero no, eso no se puede considerar mala memoria.

Yo tengo buena memoria, a veces demasiada. A menudo digo que me gustaría no tenerla tan buena. Mi cabeza está llena de datos: fechas de cumpleaños, aniversarios y defunciones, números de teléfono, conversaciones completas, títulos de libros, argumentos de películas, diálogos, relatos escritos y por escribir, correos recibidos y enviados, situaciones variadas...

Y de ahí viene el título de la entrada, perdono pero no olvido, no porque sienta rencor por nadie, que eso, modestia aparte, es un poco difícil en mi, sino simplemente porque no consigo olvidar nada, ni lo bueno ni lo que es mucho peor, lo malo. Dicen que los dolores de parto es lo primero que se olvida, pues no señor, ¡a mí no se me han olvidado!

Mis amigas desmemoriadas son felices cual lombrices en un barreño de tierra y solemos bromear con que yo seré el sostén de su vejez en el geriátrico. Porque si ahora tienen memoria de pez cuando tengan noventa años ( sí, sí, llegaremos a los noventa) la tendrán de pez fosilizado. Y nuestro día a día será más o menos así:

-Fulanita...tómate la pastilla para la artrosis, y a las doce tienes cita con el fisio para lo de la cadera, y tú, menganita tómate la de la tensión y prepara el bañador que tienes que ir a rehabilitación a la piscina.

Y Fulanita y Menganita cuchichearán entre ellas...¿y esta mandona quién es? y se descojonarán de mi en su felicidad olvidadiza.

¡Pobres ricos!

miércoles, 21 de enero de 2009



De la televisión me gustan cuatro cosas mal contadas, así que cuando me siento delante de ella lo más normal es que le esté dando continuamente al botón de bajar y subir por los diferentes canales a ver si encuentro algo que no me parezca muy cutre.

En una de estas andaba el otro día cuando me topé con un programa titulado "Ajuste de cuentas". El título puede dar a entender que es un lío de bandas tiroteándose entre sí o crímenes de la mafia organizada. Pero no, se trata de que una pareja normal y corriente escribe al programa para que un gabinete de expertos les enseñen a llevar mejor la contabilidad de su casa para que les quede a fin de mes algo decente. Me puse a verlo con mucha atención y lo primero que descubrí es que la pareja de normal y corriente...nada. Los pobres andaban apuradísimos (ella embarazada y llorando como una magdalena) porque hasta hace poco entraban en su casa del orden de 6.000 euros mensuales y ahora, con la crisis, "sólo" entraban 2.800. Y naturalmente, no les llegaba para vivir y hacer frente a todos los pagos de hipotecas y préstamos personales que tenían. Yo flipaba en colores.

Partimos de la base de que a mí 20.000 euros ya me parece una cantidad escandalosa de dinero, y que casi me pongo a saltar a la pata coja cuando me tocaron 300 euros en el sorteo de Navidad. O sea... que me falta mucho para tener mentalidad (y acciones) de rica.

Los expertos les propusieron como primera medida reducir gastos (menudos expertos) Los dos estaban acostumbrados a comprar a troche y moche. Los dejaron sueltos en un centro comercial y les dijeron que actuaran como lo hacían antes, como si no tuviesen problemas económicos. Al final de la jornada entre los dos se habían gastado en ropa, zapatos, aparatos electrónicos varios y demás chucherías... más de 2.000 euros. Ella comentó llorosa que eso de salir a comprar sin mirar lo hacía ella por lo menos una vez a la semana y que ahora no podía. Pobre, pobre, pobrecita.

También les aconsejaron que vendiesen todo lo que ya no utilizaban: ropa, material deportivo diverso, etc. El armario de la susodicha parecía un almacén, seguro que si hubiera una catástrofe atmosférica podría vestir a un pueblo entero y aún le sobraría ropa. Y yo cada vez estaba más flipada. Más flipada y más cabreada. ¿Esta gente qué haría con un salario base? ¿No les da vergüenza decir públicamente que con casi 3.000 euros no llegan a fin de mes?

Naturalmente eso me pasa por ver la televisión.

Tengo una amiga bruja

sábado, 17 de enero de 2009



En realidad tengo varias. Amigas brujas, quiero decir. Ninguna va montada en escoba, aunque de una no podría jurarlo. El caso es que de la que hablo me "vaticinó" que me veía con novio antes de que acabase el año. El año pasado, se entiende. Me dio pocos datos: era alto, atractivo, estiloso, inteligente y canoso (me parece que la mitad de los adjetivos me los estoy inventando)

Estamos a 17 de enero y me siento como cuando el embarazo ha llegado a término y tú no pares. ¿Será hoy? ¿será mañana? y nada, que la criatura no llega.

No sé cómo anda el mercado de hombres ahora mismo. Todas las referencias que he tenido últimamente hacen agua por, al menos, tres de los cuatro costados; aunque también tengo que decir que conozco a unos pocos que se saltan a la torera cualquier estadística y se salen por arriba de los gráficos. Pero, claro, esos están pillados ya.

Mi madre suele decirme que le gustaría que encontrase a un hombre que me entendiera, sobre todo que me entendiera, como si entenderme a mí fuera más difícil que la cuadratura del círculo. Pero si yo no quiero un hombre que me entienda, a mí lo que me gustaría es uno que me explosionara por dentro, que me provocase un Big Bang en las entrañas que emitiera ráfagas de estrellitas saliéndome por las orejas. Bueno, si se pareciera a Richard Gere ya sería la leche.

Así que aquí ando, esperando a mi canoso particular cual parturienta cumplida y él haciéndose de rogar. De todos modos, creo que para estas cosas hay que estar bastante receptiva y poner algo de tu parte, pero... es que me da taaaaaaaaanta pereza.

Y los sueños, sueños son

domingo, 11 de enero de 2009



Pienso en ti sin ningún recelo y me permito sucumbir desde tus recuerdos. El recuerdo de tus hombros, sugestivos y perfectos, el recuerdo de tus ojos, profundos como el pozo de los deseos y negros como los desconocidos espíritus.

El instinto me sumerge en un coche, envueltos los dos en un remolino de besos efervescentes y susurros furtivos.

Los simples lunes se convirtieron contigo en festivos, y los insípidos icebergs de hierro en pletóricos sillones de cuero.

El horizonte nos sorprendió dormidos con los dientes constreñidos, y nos riñó por nuestro descuido, pero él no conoce nuestro secreto.

No cumpliste tu porción. Imprescindibles luces se suceden dentro de mí. Prefiero tenerte en sueños.

Los experimentos con gaseosa

sábado, 10 de enero de 2009



Esta mañana, inmersa como estoy en que mis exuberancias carnales sean menos visibles, me he puesto a preparar un puré de verduras para la comida. He decidido estrenar un artilugio que me compré el otro día en los chinos y que he visto manejar con maestría a docenas de personas. Es una cosa así como un rascacristales pero más pequeño, provisto de unas hojas metálicas que cortan por donde pasan y con un mango de plástico (eso en los chinos, supongo que si te lo compras en Lacasamonadelamuerte será de otros materiales más nobles y menos asequibles)
O sea, un pelapatatas.

Antes de estrenarlo me he dicho... si puedes manejar el fotoshop, esto lo tienes chupado, así que quién dijo miedo. Dicho y hecho. He cogido una patata, he apoyado el pelapatatas en ella y risrasrisras. ¡Ah! pues es cómodo. De repente veo que la patata en cuestión estaba roja. Qué cosa tan rara. Igual es que el mango destiñe. Podría ser, pero es que era verde, así que eso no era. Busco la fuente de semejante cambio de color y la encuentro en el dedo meñique de la mano izquierda. Vaya, qué contrariedad, me he cortado un poquito. Pongo la mano debajo del grifo, me seco el dedo con papel de cocina y sigo pelando. ¡Pero, por favor, cuánta sangre! si en vez de un cortecito parece que me he rebanado la yema del dedo. ¿Parece? No, no, miro bien y efectivamente me he rebanado la yema del dedo.

Estas cosas deberían tener un cartel avisando de su extrema peligrosidad y no venderlas alegremente a gente como yo.

Me he atado en el dedo una gasa, he cogido un cuchillo y he seguido pelando las verduras como se ha hecho toda la vida, dejándome de modernidades. Cuatro gasas después tenía peladas cinco patatas, dos calabacines y tres zanahorias.
Después de comer le he dicho a mi hija que fregara ella la vajilla porque yo estaba impedida. Ahora voy, me ha dicho. Ahora voy es la frase favorita de mi hija. El día del parto la dijo a las doce de la noche y vino quince horas después. Que casi me dieron ganas de entrar yo misma a buscarla. A las seis de la tarde le he recordado que los platos estaban tristes esperando que se dignara dejarlos limpios y relucientes. Ahora voy.
Así que hace un rato he ido yo.

El artilugio infernal ha sido guardado en el cajón de los objetos inservibles y yo estoy escribiendo esto con mucho dolor. No, no es que me duela que mi hija me tome por el pito del sereno, que ya estoy acostumbrada, es que aunque la Z y la Q no se usan mucho, la puñetera A está en casi todas las palabras.

Raúl y las estrellas

jueves, 8 de enero de 2009

En algún sitio leí que cuando se escribe hay que hacerlo para que le guste a una persona, porque si abres la ventana para que le guste a todo el mundo, las letras pueden coger una pulmonía. Así que este cuento lo he escrito para una persona en particular: el enano

A Raúl le gustaban las estrellas. Durante toda la semana soñaba con que llegara el sábado porque ese día, si se había portado bien en el colegio, su madre le llevaba al Planetario.
Cuando salían de él, iba todo el camino de vuelta a casa explicándole a ella el misterio del firmamento.

-¿Sabías que el cielo que vemos aquí es el mismo que ven los niños de Australia, o los niños de Japón o los niños de España? - Raúl había nombrado países lejanos, que había dado en clase de Geografía, aunque todavía no se había aprendido sus capitales y tenía dudas a la hora de situarlos en el mapa-. ¿No es increíble que quepamos todos debajo de él?

Una lluviosa tarde, Raúl se encontró un gatito entre unos cubos de basura. Estaba en los huesos, con pulgas, y maullaba tiritando de frío y de hambre. Fue incapaz de dejarlo allí. Lo cogió con mucho cuidado para no hacerle daño, lo metió dentro de su chaqueta, al resguardo de la lluvia, y se lo llevó a casa. Le secó el pelaje con una toalla limpia y le puso en el suelo un plato con leche. El gatito era tan pequeño que se metió todo él dentro del plato. Lamía el blanco líquido con tal ansia que Raúl temió que se atragantara.
-Despacio, gatito, despacio,le dijo como si el gato le entendiera.
-Tendrás que ponerle un nombre-le avisó la madre de Raúl.
-Mira que ojos tan azules tiene-le contestó el niño-. Por eso se va a llamar Orión.

A partir de aquel día, Orión y Raúl se convirtieron en inseparables. Cuando el niño se iba a la escuela, el gato le acompañaba hasta la puerta. Levantaba el lomo y el rabo y se frotaba despacio contra su pierna en señal de despedida. Y cuando volvía, empezaba a llamarle ya desde la calle.

-Orión, Orión, ya he vuelto -le decía mientras tiraba la cartera encima de la mesa y se sentaba en el sofá. Orión llegaba obediente y se subía de un salto a su regazo, esperando su dosis de caricias. A menudo se quedaban así dormidos los dos.

Raúl le enseñaba a Orión sus libros sobre estrellas. Tenía tantos que apenas se veían otras cosas en su habitación, pero él nunca se cansaba de mirarlos. Cuando terminaba sus deberes, sacaba una caja de debajo de la cama. Estaba construyendo la constelación que había dado nombre a su gato, a base de pelotas de distintos tamaños y alambres. Cuando la terminase, la pintaría de azul y la colgaría del techo. Estaba orgulloso de su obra.
La noche del undécimo cumpleaños de Raúl, su mamá fue a su encuentro. -Abrígate - le dijo - vamos a ir a un sitio muy especial.


A Raúl le encantaban las sorpresas, así que obedeció al instante. Metió a Orión en una cesta y subieron al coche. Dejaron atrás la ciudad y después de una hora llegaron al campo. Cuando Raúl salió del coche se encontró con un cielo limpio cuajado de estrellas, tan perfectas, que se diría que alguien se había entretenido en ponerlas allí arriba una a una. Pusieron una manta en el suelo y se tumbaron en ella los dos.

-Mira, mamá, ése es el Cangrejo, y allí está Pegaso, y mas allá el Unicornio - le iba explicando a su madre- completamente excitado.
-Mira, Orión, y allí estás tú - y levantó al gato para que también él lo viese.
-Mamá, ¿no te gustaría tener una estrella?
-Yo ya tengo una estrella, dijo su madre sonriéndole.

A Raúl se le abrieron mucho los ojos, como cuando había lasaña para comer.
-¿Sí? ¡Cómo! ¿Desde cuando? ¿Por qué no me lo habías dicho nunca? ¿Dónde la tienes? -A Raúl se le agolpaban las preguntas.
Su madre le pasó la mano por el pelo.
-La tengo delante de mí. Tú eres mi estrella.

Definitivamente -pensó Raúl- éste ha sido el mejor cumpleaños de mi vida.

A SS. MM.

lunes, 5 de enero de 2009

Queridos Reyes Magos:

No quiero empezar esta carta diciendo lo que os dice todo el mundo, que he sido buena, porque la bondad es relativa. Si le preguntáis a mi madre os dirá que cada día soy más roja y más atea (cosas ambas que ya de por sí me catalogan ante ella si no de mala, sí de menos buena) Si le preguntáis a mi vecina de arriba os dirá que soy agradable y servicial, pero en cambio, si le preguntáis a mi hija os dirá que soy insoportable y que tengo un carácter que no hay quien me aguante. Si le preguntáis a mi jefe os dirá que le tocó la lotería conmigo y que no hay otra como yo, pero si le preguntáis a los que mi visitan mi blog y escriben un comentario y a los que no les devuelvo la escritura (lo que no quiere decir que no les devuelva la visita) os dirán que soy una sosa engreída. Si le preguntáis a unos os dirán que soy todo corazón y si le preguntáis a otros os dirán que soy una rata rastrera sin corazón.

Así que mejor no preguntéis a nadie y os fiáis de vuestro instinto.

Este año sólo os quiero pedir una cosa. Y llegados a este punto me acabo de acordar de un chiste. ¿Se pueden contar chistes a los Reyes Magos?

Iba caminando un hombre por la calle cuando de repente se encuentra una lámpara mágica. Se pone a frotarla y aparece un genio. El genio le dice: Te concederé un deseo, pero rápido porque tengo mucha prisa. El hombre lo piensa y le dice al genio:

-Quiero una autopista de Madrid a Miami. Mi hijo vive en Estados Unidos y me da miedo el avión.

-Pero hombre, eso no puede ser, ¿tú sabes lo que costaría hacerla? es mucho material, se necesitan muchos soportes, cemento, pavimento, gasolineras cada equis kilómetros, carteles avisando de los delfines saltando... piensa algo más sencillo.

-Bueno, entonces quiero entender a las mujeres, saber por qué lloran sin motivo, por qué tienen esos cambios de humor, por qué...

-¿De cuántos carriles dices que quieres la autopista?

O sea, sé que lo que os pido es difícil, pero el genio era uno y vosotros sois tres. Si os repartís el trabajo os costará mucho menos que hacer una autopista de Madrid a Miami.

El regalo que quiero ( que vosotros sabéis de sobra porque para eso sois magos) lo podéis dejar en cualquier sitio, que yo sabré encontrarlo: en la parte amarilla de una margarita, en la lágrima a la que no permito salir, entre las hojas del libro de mi mesilla, en el neceser que me llevo a los viajes o en las yemas de los dedos de mi padre.

Vuestra, esta noche más niña que nunca.

Año nuevo y te sacarán los ojos

domingo, 4 de enero de 2009



Me da la impresión de que el título de la entrada está mal, pero por más que pienso no logro acordarme de lo que seguía a lo de año nuevo, así que lo dejo tal cual.

No soy dada a hacer balances, cosa extraña puesto que soy contable. Vale, es un chiste nefasto, pero es que me lo he puesto a huevo a mí misma. A lo que voy es a que la gente cuando acaba el año suele repasar lo que ha dado de sí, bucear en su mente o en su piel buscando las cosas buenas y las malas y así decidir si ha sido un buen o mal año. Una vez catalogado en superior, excelente, bueno, normalillo, regular, malo, pésimo o annus horribilis, recibe el siguiente con una lista (escrita o mental) de espectativas, deseos o propósitos. Que raramente se cumplen, por cierto. En fin, vamos al meollo, o sea, al balance.

Cosas buenas:
- Estrené oficina (bonita bonita), horario (de 9.00 a 17.30 ininterrumpidamente) y sueldo (precioso, al menos para mí)
- Conocí personalmente a la de los pelos, al de los globos en los dedos y al de la bolsa de papel en la cabeza. Y ninguno de los tres me mordió.
-Comprobé que la distancia no es el olvido.
-Volví a abrazar a Moon y al rubiazo después de cinco años de pensarnos, y nos reímos para todo el año.
-Gané el Premio Planeta. Bueno, vale, me he pasado, sólo fue el Satélite. Pero que te deslicen un cheque por algo que has escrito no ocurre todos los días. ¿O a vosotros sí?
-Leí Cumbres borrascosas, que ya iba siendo hora.
-Fui muy bien acompañada a un concierto. Me sabía todas las canciones, y por supuesto las canté.
-Hablé decenas de horas por teléfono y contesté cada uno de los mensajes recibidos en mi móvil. Por las unas y por los otros, me sentí querida.
-Me compré un blog. Me salió tirado de precio.
-Me reafirmé en que polvo somos y al polvo volvemos en cuanto tenemos oportunidad.

Cosas malas:
Me niego.